Capítulo 26: Concentración
La mente inquieta, agitada
Difícil de proteger, difícil de controlar
El sabio la endereza
Igual que el arquero el asta de su flecha.
Dhammapada 33
De igual manera que un timón mantiene a un barco fijo en su rumbo la concentración ofrece estabilidad y resolución a la práctica de la atención plena. En la práctica Budista la concentración tiene igual importancia que la atención plena. Sin la presencia estabilizadora de la concentración no podemos sostener la atención en las cosas de más importancia como la meditación. Sin la concentración empezamos a preocuparnos en vez de despertar.
Es más fácil desarrollar la concentración si entendemos su valor, y apreciamos que la concentración sobre algo como nuestro aliento trae beneficios concretos. Para alguien no familiarizado con la práctica de la concentración, el enfocar sobre algo que parece estar desconectado de nuestras preocupaciones principales puede parecer ilógico y contrario a la intuición. Pero una vez que esa persona se enfoca sobre su respiración por veinte o treinta minutos se da cuenta del poder de la concentración.
Una mente no concentrada se distrae fácilmente y se enreda en las preocupaciones. “La mente puede estar tan distraída por sus distracciones que ni siquiera sabe que está distraída.”La mente siente tanta tensión debido a las preocupaciones que le es difícil ver más allá de la tensión.
Las inquietudes de la vida pueden agigantarse tanto que a veces ni nos damos cuenta que tenemos la posibilidad de elegir cómo entenderlas y cómo relacionarnos con ellas. A veces creamos un laberinto mental compuesto por estos mismos pensamientos y preocupaciones. Buscamos soluciones para nuestros problemas dentro del laberinto pero no reconocemos que si nos paramos sobre la punta de los pies y miramos sobre la pared del laberinto es posible encontrar una perspectiva más amplia. Desde ese punto de vista el problema puede parecer diferente. El problema no desaparece, pero con la atención plena, apoyada por la concentración, adquirimos una perspectiva fresca y un cambio en la manera que tratamos la situación.
La concentración genera la calma mental y la visión clara. Nos ayuda a interpretar los problemas en formas que antes no se nos habían ocurrido. Nos proporciona un espacio mental para percatar los problemas profundos asociados conlas relaciones personales, nuestro trabajo, nuestra salud y nuestra identidad a la luz de los valores constituyentes de nuestra integridad en vez de mirarlos por los lentes de nuestros temores, nuestros deseos y los valores populares superficiales.
Aún más, la perspectiva global que proporciona una consciencia calmada nos puede enseñar que algún problema en particular que nos aflige es algo aceptable y normal. Nos damos cuenta que el ser personas completas e íntegras no corre riesgo debido a la existencia de un problema. Incluso el problema es parte de lo que somos. No quiere decir que dejamos de buscar soluciones para los problemas sino que nuestros intentos por resolverlos no están cargados de sentimientos de insuficiencia, de ineptitud o de impotencia.
Cuando nos sentimos atrapados por algún problema se produce un desgaste de energía en la preocupación. Pero cuando practicamos la concentración entonces deliberadamente ponemos nuestra energía en estar atentos y despiertos a algo saludable.
Un enfoque clásico para desarrollar la concentración es el aliento. La técnica es simple. Primero atendemos a la respiración. Luego si nuestra mente divaga, entonces, suavemente, con naturalidad, volvemos a la respiración. Con este método fortalecemos la concentración y debilitamos las preocupaciones. Con el tiempo la mente descansa, encuentra claridad y tranquilidad.
Existen diferentes estrategias para ponerle atención a la respiración. Por ejemplo, puedes intentar un enfoque suave. Imagínate que estás flotando por encima de las sensaciones físicas de inhalar y exhalar. Otra opción sería tomar interés en cada aliento como si fuese el primero o el último de tu vida. Mira a ver si disfrutas de la sensación del aire circulando por el cuerpo. Permite que tu mente se sumerja en el proceso de respirar. Siente amor y devoción por la respiración. Es importante discernir entre los momentos en que la concentración le basta un estado mental suave y compasivo y los momentos cuando requiere mantener una determinación más firme. A medida que mejoras tu habilidad para sostener la atención sobre la respiración, el poder de las preocupaciones disminuirá, y probablemente te sentirás menos pesado en tu estado emocional y con una consciencia más abierta.
Cuando la mente se abre y se siente más espaciosa podemos experimentar dificultades sin sentir la necesidad de identificarnos con ellos personalmente. Por ejemplo, la tendencia a experimentar el dolor como “mi dolor” (me duele tanto) es más apta a generar sentimientose ideas asociados con lo que soy o de mi identidad personal (“soy débil,” o “soy malo”) pero si observamos el dolor simplemente como “un” dolor es más fácilsoportarlo. Algo parecido ocurre con las emociones fuertes: si no estamos preocupados, consciente o inconscientemente, por saber que tiene que ver una emoción con mi identidad personal, mi vida emocional es mucho más pacífica.
La función más importante de la concentración en la práctica de la atención plena es el de mantener nuestra atención fija y estable en el presente para que podamos ver con claridad lo que está pasando. La experiencia que vivimos en el presente es la mejor puerta hacia lacomprensión y el despertar profundo. La concentración nos sostiene en el presente para que la atención plena cumpla su función.