Introducción: El Asunto Al Alcance De Tu Mano
Érase una vez, en tiempos muy lejanos, que todo el mundo andaba descalzo. Un día la Reina se cortó el pie al caminar sobre un terreno rocoso. Molesta, congregó a sus ministros y ordenó que todas sus tierras fuesen alfombradas con cuero. Un ministro muy sabio se levantó y sugirió una idea más sencilla.”En vez de cubrir el reino con cuero, más bien cubramos las plantas de los pies de todos los habitantes.” A la Reina le pareció magnifica propuesta, y fue así el origen de los zapatos.
Suena absurdo alfombrar todo un país con cuero para proteger los pies de sushabitantes. De igual manera, nuestra forma de lidiar con los problemas de la vida cotidiana frecuentemente consiste en tapar el mundo en que habitamos. Un método mucho más eficaz de vivir, igual que ponernos un par de zapatos, es aprender a ocuparnos solamente del punto de contacto directo que tenemos con el mundo.
Según las enseñanzas del Buda, la práctica de la “atención plena” (traducción de la palabra “sati” en el idioma pali o “mindfulness” en inglés) nos entrena a hacer consciencia y a enfocarnos en ese punto de contacto. Este término fundamental en el Budismo describe un estado mental en el que estamos totalmente presentes con lo que nos rodea. Estar atentos plenamente implica estar conscientes de lo que está ocurriendo en nuestro entorno, al momento en que está ocurriendo. Es una habilidad que se aprende. Cuando adquirimos experiencia en observar las cosas atentamente, con un enfoque claro, no nos dejamos desviar por nuestros pensamientos, nuestras opiniones ni las reacciones repentinas. Al practicar la atención plena vemos las cosas tales como son, en vez de filtrarlas por los lentes distorsionados de nuestras ideas preconcebidas e interpretaciones particulares.
De igual manera que un par de zapatos, la atención plena ofrece protección. Pero un par de zapatos sólo nos protege del mundo externo, del suelo rocoso. La atención plena protege tanto del mundo externo como del interno. Nos protege del mundo externo porque nos ayuda a ver las circunstancias de la vida más claramente. Nos protege tanto del mundo externo como del interno porque empezamos a darnos cuenta y a discernir cuales son las reacciones internas automáticas que acostumbramos tener al confrontar situaciones diversas. La atención plena fortalece nuestra capacidad para evitar impulsos dañinos y nos ayuda a actuar en beneficio de nosotros mismos y de los demás.
El entrenamiento en la atención plena nos enseña a enfocarnos en el punto de contacto entre nuestra experiencia y el mundo. Ese punto lo podemos percibir directamente. Podríamos decir que está a la mano. Me gusta la expresión “está a la mano” porque la imagen de una mano da la idea de algo que se puede tocar, que se puede ver y sentir de forma inmediata en el presente.
Si pasamos mucho tiempo anticipando lo que va a ocurrir en el futuro, el asunto que está al alcance de la mano no es el evento futuro que nos preocupa, sino más bien aquello que es palpable en el presente, la experiencia física y mental directa de sentirnos preocupados o emocionados por el futuro. Si pasamos mucho tiempo en un mundo interno de fantasías, el asunto que está al alcance de la mano podría ser la sensación física de aburrimiento que nos conduce a crear cuentos o fantasías mentales. Si nos encontramos en una conversación en que estamos enfadados, el asunto al alcance de nuestra mano no la encontramos al repasar las ocurrencias pasadas que nos enojan ni al juzgar a la otra persona. Más bien la hallamos cuando basamos la conversación en lo que cada uno está sintiendo al hablar. No quiere decir que no debemos analizar el evento pasado que nos llevó a enfadarnos, pero si significa que al poner en práctica la atención plena no perdemos la conexión que tenemos en el presente con nosotros mismos y con la persona con quien conversamos.
El buscar lo que está al alcance de la mano es la búsqueda de lo que está más cerca, aquello que se ve directamente, que se escucha, se huele, se saborea, se siente y que se conoce en el presente. A veces el asunto al alcance de la mano tiene que ver con la forma en que “sujetamos” nuestras experiencias. Cuando doy pláticas a los niños sobre este tema sujeto una campanilla en mi mano. Primero agarro la campana con fuerza y les demuestro a los niños que al tocarla produce un sonido sordo y pesado. Después coloco la campanilla delicadamente sobre la palma de mi mano, sin asirla, y esta vez suena hermosamente cuando la toco.
Cuando el agarrar o asir con fuerza es el asunto que está al alcance de la mano, entonces la atención plena se enfoca en la experiencia de asir. Bajo dichas circunstancias la función primordial de la atención plena es de ayudarnos a soltar o relajar la mano. Efectivamente, la relación que tenemos con nosotros mismos y con el mundo puede caracterizarse por la ausencia de la angustia y el aferrarse. La mano cerrada, la mano que agarra, la mano que resiste puede soltar. Esta es la liberación que puede resultar de la práctica de la atención plena. Quizás entonces podemos tocar nuestro mundo con la misma ternura y el mismo cariño con que el Buda tocó la tierra en la noche de su iluminación.
El libro que tienes en tus manos es una compilación de ensayos y pláticas sobre la práctica Budista de la atención plena. Muchos de estos capítulos se originaron en las charlas ofrecidas en las sesiones de meditación de los Domingos y Lunes del Insight Meditation Center, ahora ubicado en Redwood City, California. Algunos de los capítulos fueron escritos con laintensión de publicarlos en revistas y literatura Budista.
Este libro es una ofrenda para el dharma (las enseñanzas del Buda). De la misma manera que el propósito de ir a un restaurante no es el de leer el menú, sino de cenar, la finalidad de un libro sobre el dharma no se halla meramente en leerlo, ni siquiera en comprenderlo. Mi esperanza es que las enseñanzas de este libro sirvan de estímulo para estudiar el asunto que está al alcance de tu mano.