Estos ocho aspectos del camino comúnmente se dividen en tres categorías: sabiduría, ética y meditación (panna, sila y samadhi). La sabiduría abarca la Visión Correcta y la Intención Correcta. Se supone que si conocemos nuestra propia vida profundamente estaremos más motivados a aplicar las Cuatro Verdades Nobles a nuestra situación personal.
La ética abarca el Habla Correcto, la Conducta Correcta, y la Subsistencia Correcta. El Budismo Theravada enseña que no podemos cultivar un corazón abierto, confiado y libre de apegos si nuestro comportamiento está motivado por la codicia, la ira y las ilusiones. Una forma poderosa de desarrollar y fortalecer un corazón abierto consiste en hacer un intento sincero de conformar nuestras acciones con los valores de la generosidad, la bondad, la compasión y la honestidad.
Por último, el entrenamiento de la mente abarca el Esfuerzo Mental Correcto, la Atención Plena Correcta y la Concentración Correcta. Nos esforzamos, sin tensión pero tampoco muy relajados, por cultivar una mente estable y clara que nos permita analizar la realidad a más profundidad. Éste estado mental facilita el cese de los apegos.
Los practicantes en el mundo occidental muchas veces se saltan algunas de las etapas iniciales. Prefieren enfocarseal comienzo en el entrenamiento mental, especialmente en la atención plena. Aunque puedan existir buenas razones para hacerlo en el occidente, si empezamos con la atención plena podríamos cometer el error de evitar el cultivo de características saludables psicológicas de la mente y del corazón que son fundamentales en las prácticas meditativas. Además, cuando comenzamos exclusivamente con la práctica de la atención plena, podríamos pasar por alto el hecho de que tanto el corazón abierto como el corazón en vísperas de abrirse puede expresarse por medio del servicio a otros, algo que se cultiva por medio de las prácticas éticas.
Cuando aumenta nuestra generosidad se abren nuestros corazones, virtud que facilita las prácticas más difíciles correspondientes a la atención plena. A medida que la generosidad revela nuestro aferramiento y nuestros apegos, nos ayuda a comprender como se aplican a nuestras vidas las Cuatro Verdades Nobles. Por medio de la generosidad nos conectamos con otras personas y disminuye nuestra tendencia de ser personas egoístas o personas obsesionadas con nuestra propia vida espiritual.
- Abstener de matar a cualquier ser viviente.
- Abstener de robar o de tomar lo que no le pertenece.
- Abstener de conducta sexual dañina.
- Abstener de mentir.
- Abstener del uso de alcohol o drogas que conducen al descuido o descontrol.
Los preceptos no tienen el propósito de ser mandamientos divinos como en otras religiones, más bien sirven como pautas o guías que han de ser cultivadas. Se les enseña porque refuerzan las virtudes de la moderación, la satisfacción, la honestidad, la claridad y el respeto por la vida. Podemos progresar más rápidamente hacia una vida sin apegos cuando mantenemos en orden nuestro comportamiento y nuestras relaciones con los demás.
La tradición Theravada aboga por el cultivo de cuatro actitudes correspondientes a un corazón tierno. A estos se les llama las Cuatro Actitudes Inconmensurables o las Actitudes Sublimes(brahmavihara): el amor bondadoso, la compasión, el gozo simpatético (el gozo que resulta de sentir y actuar con simpatía por otras personas), y la ecuanimidad. El amor bondadoso es una especie de amigabilidad sin egoísmo, un amor que desea el bienestar y el gozo para uno mismo y para otros. La compasión y el gozo simpatético son expresiones complementarias del amor bondadoso y significan que compartimos el gozo y el sufrimiento de otros sin apegarnos a ellos. La ecuanimidad consiste en mantener una actituduniforme, firme y balanceada ante las ocurrencias que se nos presenten, especialmente en situaciones en que no tenemos la posibilidad de ayudarnos a nosotros mismos ni a los demás. Los Budista Theravada utilizan estas actitudes como guías para que nos relacionemos de buena manera con otras personas en la vida ordinaria.
Meditación
Una vez que los fundamentos de la generosidad y la ética han sido establecidos, el entrenamiento gradual continúa con el cultivo de las prácticas meditativas. El Budismo Theravada tiene un repertorio amplio de estos, dentro de los cuales están la meditación sentada o con el practicante caminando en silencio, y otras que ayudan a que el meditador permanezca bien consciente durante las actividades rutinarias. Las prácticas de la meditación ordinariamente se dividen en dos categorías: concentración y atención plena.
Las prácticas de la concentración enfatizan el desarrollo de una mente estable, que mantiene un enfoque fijo sobre un solo objeto como el aliento, un mantra (una sílaba, palabra, frase o texto que se recita y repite), una imagen visual, o un tema como el amor bondadoso. Un estado potente de concentración tiene la tendencia a producir estados psicológicos de integración y bienestar que son temporales pero benéficos. El amor bondadoso (metta en pali) beneficia a la concentración pues es el antídoto tradicional para todas las formas de aversión y auto-crítica. Además, ayuda a cultivar una actitud de amigabilidad que a su vez puede apoyar otras prácticas que fortalecen la consciencia.
La práctica de la atención plena equivale al cultivo de una consciencia que no se deja llevar por las distracciones. El enfoque de esta consciencia es el desenvolvimiento de los eventos en el momento presente. En las prácticas de la concentración y de la atención plena la consciencia alerta se estabiliza en el presente. Cuando se practica la concentración la consciencia se encauza exclusivamente hacia un solo punto de enfoque. Por contraste, la atención plena desarrolla una consciencia que todo lo abarca, una consciencia que a veces ni elige en qué poner atención. Simplemente percata cualquier cosa que sale a relucir en nuestra experiencia. Es una consciencia abierta que clarifica nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras motivaciones, nuestras actitudes, y las maneras que reaccionamos. Dicha consciencia ayuda a desarrollar la compasión y la ecuanimidad, ambos de los cuales apoyan la liberación.
La práctica de la meditación más prominente en el occidente hoy por hoy por amplio margen es la atención plena. Este en particular se deriva de las enseñanzas del Buda preservadas en una Escritura llamada El Sutta de los Cuatro Fundamentos de la Atención Plena.Los cuatro fundamentos–el cuerpo (que incluye el aliento), los sentimientos, los estados mentales, y los dhammas (en el idioma sánscrito se le conoce como dharmas, e incluye los procesos psicológicos y las experiencias directas de la realidad que conciernen a una consciencia liberada)–son las cuatros áreas de nuestra experiencia en las cuales se desenvuelve la atención plena.
Sabiduría y Liberación
Una vez establecidos sila y samadhi, la sabiduría o pañña se empieza a desenvolver. La práctica clave para adquirir la sabiduría y la liberación es la atención plena, a veces apoyada por ejercicios de la concentración. La atención plena fomenta en nosotros una base interna de confianza y aceptación que nos ayuda a estar abiertos a cualquier experiencia externa o interna. Aunque la atención plena frecuentemente resulta en un conocimiento más profundo de lo que somos, la puerta que conduce a la liberación no es el conocimiento sino el estado mental abierto y confiado que opera sin resistencias. En el Budismo Theravada esta liberación concluye con la cesación de todos los apegos. Lo maravilloso de la atención plena es que cada momento claro de atención es en sí un momento sin apegos, es un anticipo de la liberación.
A medida que la atención plena madura empezamos a tener ciertas percepciones directas de la realidad que elBuda denominó las tres características de la experiencia: la experiencia es transitoria, la experiencia es insatisfactoria y la experiencia no demuestra la existencia de un ser inmutable.
Todas las cosas son transitorias, incluso la misma experiencia que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Siendo que nuestras experiencias siempre están sujetas a cambio, son por naturaleza incapaces de proporcionarnos seguridad o una identidad permanente. Cuando comprendemos que no nos proveen satisfacción duradera nos damos cuenta también que ninguna experiencia que tenemos nos lleva a concluir que existe un ser o un “yo” fijo e independiente-ni nuestros pensamientos, ni nuestros sentimientos, ni la experiencia del cuerpo, ni siquiera la experiencia de la consciencia misma, pues todos estos están en continua evolución.
A veces estas percepciones profundas en cuanto a la naturaleza de la realidad generan el temor y la inseguridad, pero a medida que madura nuestra práctica de la atención plena nos damos cuenta que podemos ser felices sin la necesidad de apegarnos o adherirnos a cosa alguna. Cuando nos acostumbramos a la idea de la transitoriedad empezamos a sentir más confianza y ecuanimidad en la vida. Y cuando crece la confianza, se debilita la necesidad de aferrarnos. A la postre las raíces profundas de nuestros apegos-la codicia, el odio y la ilusión-se van soltando y se abre el mundo de la liberación.
El fruto de esta liberación es, en cierto sentido, el vivir en un mundo sobre el cual ya no proyectamos nuestros apegos, temores, anhelos y aversiones. Empezamos a ver el mundo “tal como es.” Si nos liberamos de los apegos con suficiente resolución experimentamos la presencia inmediata y directa de Nirvana que equivale a la experiencia constante e intemporal de la liberación.
El Servicio a los Demás
En cierto sentido el entrenamiento en el camino gradual llega a su punto máximo en la liberación. La liberación es la puerta por la cual fluye la compasión y la sabiduría sin el aferramiento o el egoísmo. Pero si no nos hemos convertido en personas más compasivas, el entrenamiento todavía no concluye. Para algunos, el fruto de la liberación es el deseo de servir a otras personas, de ser personas generosas. El servicio puede ocurrir de muchas maneras, auxiliando a un vecino necesitado, escogiendo una profesión orientada al servicio humanitario, o enseñando el Dharma. Antes de mandar al mundo a sus primeros sesenta discípulos para enseñar el Dharma, el Buda les encomendó lo siguiente:
Amigos, yo estoy liberado de todos las ataduras humanas y espirituales. Y como ustedes también están libres de las mismas, pueden dirigirse al mundo para el bien de los muchos, para la felicidad de los muchos, con compasión por el mundo, y por el beneficio, la bendición y la felicidad de los dioses y de los seres humanos…. Demuestren a los demás la vida espiritual, completa y pura en espíritu y forma.
El deseo de servir también puede expresarse de manera más pasiva e indirecta, por ejemplo, viviendo como monje o monja o simplemente dando ejemplo de una vida dedicada a la práctica. El Despertar de por sí es una gran contribución a este mundo, un gran acto de servicio, siendo que en el futuro otras personas nunca estarán sujetas a la codicia, el odio y las ilusiones de aquel que está Despierto. Más bien se podrán beneficiar del calor, el ejemplo y la sabiduría de dichos seres. Por lo tanto, la Liberaciónnos trae de regreso al sitio donde empezamos nuestro camino. La generosidad fue la primera virtud recomendada en el camino y ahora es el último que se ha de expresar.
Fe
Un elemento clave a cada paso del camino es la fe, un término que a veces incomoda a algunas personas en el mundo occidental. En el Budismo Theravada la fe no significa creer a ciegas. Más bien, quiere decir, confiar en nuestras capacidades, en las enseñanzas y las prácticas de la liberación, y en la comunidad de maestros del pasado y del presente. Es un tipo de fe que nos inspira a verificar por nuestra propia cuenta las posibilidades de experimentar una vida espiritual. Cuando lo comprobamos se genera un deleite y aprecio por las personas y las enseñanzas que apoyan nuestro crecimiento. En la tradición Theravada estos sonlos Tres Tesoros: El Buda, Dharma (las enseñanzas) y Sangha la comunidad de practicantes.
Uno de los ritos más comunes para los practicantes laicos en el Budismo Theravada consiste en “Tomar Refugio,” que significa elegir deliberadamente recibir el apoyo y la inspiración de los “Tres Tesoros.” Aunque es un rito rutinario en las ceremonias los retiros y las visitas a los templos, tieneun significado especial cuando por primera vez el practicante se compromete con estos altos ideales. Cuando vinculamos nuestra práctica al Buda, al Dharma y a la Sangha estamos asegurando que nuestra búsqueda espiritual no se limite a las preocupaciones intelectuales, el beneficio terapéutico, o la ambición personal. Tomar refugio solidifica nuestra confianza y respeto por la tradición Budista por medio del cual puede fomentarse la atención plena y la sabiduría auténtica.
El Budismo Theravada y la Vida Diaria
El Budismo Theravada distingue entre el camino de la liberacióny el camino del bienestar terrenal. Estos dos son más o menos equivalentes a la distinción que hacemos en el mundo occidental entre las preocupaciones espirituales y las preocupaciones seculares. Los términos equivalentes en el pali son el camino supremo (lokuttara-magga) y el camino mundano o terrenal (lokiya-magga). No existe una separación absoluta, y los maestros varían en cuanto al grado de distinción y similaridad que ven entre ellos. Aun cuando un maestro mantiene que los dos son bien distintos, se considera que el camino espiritual y el secular se apoyan mutuamente.
Al camino de la liberación le concierne la vida desinteresada y el nirvana, elementos que de por si no corresponden a las costumbres, la substancia y las condiciones de este mundo. El camino del bienestar terrenal se preocupa por cómo el practicante logra una mejor vida en el ámbito personal, familiar, social, económico y político.
Tradicionalmente, se entiende que la meditación Vipassana tiene que ver con el camino de la liberación. Por lo tanto, muchas personas en el mundo occidental dedicados a la práctica espiritual no han aprendido mucho sobre las prácticas y las enseñanzas Theravada encaminadas a lograr el bienestar terrenal. Es necesario estudiar lo que dice la tradición en cuanto a ambos caminos para apreciar la vitalidad religiosa Theravada en su totalidad. Es especialmente importante para aquellos que se esfuerzan por integrar la práctica Vipassana a su vida rutinaria.
En varios suttas de amplia difusión en países Budistas el Buda explica cómo vivir vidas para bien en este mundo. El texto religioso Sigalaka Sutta especifica las responsabilidades en la sociedad y la familia de los padres, hijos, esposos, maestros, amigos, empleadores y empleados, monjes y laicos. Uno de las enseñanzas preciosas y exigentes que contiene este textotiene que ver con cómo ganarse la vida sin producir daño:
Los sabios bien entrenados y disciplinados brillan como un faro. Se ganan el dinero igual que una abeja acumula la miel, sin causarle daño a la flor. Y permiten que se multiplique igual que un hormiguero va creciendo con lentitud. Después de adquirir sus riquezas con sabiduría lo utilizan para el beneficio de todos.
A lo largo de los siglos, el Budismo Theravada se ha expresado en muchas oportunidades sobre temas políticos. Muchos reyes del Sudeste Asiático han intentado orientar su régimen según las diez virtudes y obligaciones para líderes políticos enumeradas en la tradición: generosidad, conducta ética, sacrificio, honestidad, gentileza, amor bondadoso, no-violencia, paciencia y conformidad con el Dharma. Aunque algunos han seguido el camino de la liberación al margen de los asuntos socio-políticos las enseñanzas del Budismo Theravada no ignoran los problemas de la sociedad. Existe una larga tradición de monjes y laicos involucrados en asuntos políticos y sociales como la educación, la salud, las obras públicas, y más recientemente la protección del medio ambiente.
Con el fin de cimentar los vínculos comunitarios la tradición Theravada celebra diferentes ceremonias y festivales. También se cumplenuna serie de ritos diseñados para marcar y simbolizar las transiciones importantes en la vida personal. Aunque los monjes no siempre presiden sobre ellas las comunidades en países donde predomina la religión Theravada tienen ritos, prácticas y celebraciones de nacimiento, matrimonio, y de fallecimiento y aun para celebrar la llegada de la tercera edad cuando una persona cumple los sesenta años.
Estudiantes y Maestros
El Budismo Theravada enseña que la amistad es un punto de apoyo inestimable para la vida espiritual. En particular se estimula la amistad espiritual entre los practicantes y entre los practicantes y sus maestros. Un título común para un maestro es kalyana-mitta que significa un “buen amigo espiritual.” Aunque los maestros pueden instruir, identificar nuestras aversiones y apegos, abrir nuevas perspectivas y proveer ánimo e inspiración, su papel siempre es limitado pues cada uno tiene que andar por el camino espiritual a su manera. En el Budismo el maestro no es una persona ante el cual renunciamos nuestro sentido común o nuestra propia responsabilidad. Tampoco se espera que los estudiantes se dediquen a un solo maestro. Es común que los practicantes pasen tiempo con diferentes maestros, aprovechando las cualidades importantes de cada uno.
La Vida Monástica
Una de las piedras fundamentales del Budismo Theravada es la comunidad de monjes y monjas. Durante gran parte de los últimos dos mil años estas comunidades se han dedicado a salvaguardar las enseñanzas del Buda y a dar ejemplo de vidas consagradas a la liberación. Al monacato muchas veces se le considera el mejor estilo de vida para el estudio, la práctica, el servicio y la purificación del corazón. Aunque la vida de un monje Budista no es lo mismo que la de un asceta, pues el Buda rechazó el ascetismo, si es una vida diseñada para la simplicidad, con posesiones materiales mínimas y pocos enredos con el mundo. Como tal, provee un ejemplo importante de una existencia sencilla, no-posesiva, no-dañina, virtuosa, humilde y satisfecha.
Como no se les permite comprar, cocinar o almacenar su comida los monjes dependen de las donaciones diarias de los laicos. Por lo tanto no pueden vivir aislados de la sociedad. Más bien mantienen una relación diaria con los que los apoyan. A menudo esta es una relación recíproca, los laicos apoyan a los monjes y los monjes apoyan a los laicos proveyendo enseñanzas, servicio social, orientación espiritual, e inspiración.
Retiros Espirituales
La práctica Theravada con mayor acogida en Estados Unidos es la atención plena. Fue introducido por jóvenes norteamericanos que habían estudiado en el Sudeste Asiático, y es una de las pocas prácticas de meditación Budista que ha ganado auge en base a la enseñanza de maestros norteamericanos en vez de monjes asiáticos. Maestros como Joseph Goldstein, Jack Kornfield, y Sharon Salzberg (fundadores del Insight Meditation Society) simplificaron la práctica con la intención de ofrecer enseñanzas accesibles al público occidental, sin perder su profundidad original pero separadas de algunos aspectos del contexto cultural del Budismo Theravada. Jack Kornfield lo expresóde esta manera:”Nosotros queríamos ofrecer las prácticas poderosas de la meditación del conocimiento directo (insight), como nuestros maestros lo habían hecho, lo más simple posible, sin las complicaciones de los ritos, la vestidura ceremonial, los rezos y toda la tradición religiosa.”
Una de las prácticas Vipassana más importantes es el de los retiros intensivos de meditación que duran entre un día y tres meses. Los retiros casi siempre ocurren en silencio a excepción de las instrucciones que se dictan a los practicantes, entrevistas entre practicantes y maestros, y una plática diaria o “enseñanza del Dharma” que se ofrece a toda la comunidad. Un día típico comienza más o menos a las 5:30 a. m. y termina a eso de las 9:30 p. m. El programa diario consiste en alternar entre la meditación sentada y la meditación caminando, y otro periodo de meditación que acompaña a ciertos quehaceres que cumplen los practicantes en el centro Esta actividad meditativa continua apoya el cultivo de la atención plena en el transcurso del día.
Aunque los estudiantes norteamericanos de Vipassana son en su gran mayoría laicos, estos retiros les permiten practicar con el apoyo, la sencillez y el enfoque que casi siempre ocurre en la vida monástica. En cierto sentido estos retiros ofrecen los beneficios de un monacato temporal. La alternación entre los retiros intensivos y la práctica en el mundo es una característica que se empieza a ver más a menudo en el movimiento Vipassana en Estados Unidos. Quizá nuestra forma de practicar como laicos en el occidente, con retiros que cultivan la sencillez, se asemeja hasta cierto punto a la vida de los monjes del bosque de la tradición Theravada. Dicha sencillez no solo apoya el cultivo íntimo de la atención plena sino que facilita el descubrimiento de la sencillez que es parte de la libertad.