Capítulo 3: La Práctica De La Atencion Plena
Atento entre los inatentos, bien despierto
entre los dormidos.
El sabio avanza de igual manera que un caballo veloz se le adelanta a un caballo lento.
Dhammapada 29
El texto religioso Sutta Mahaparinibbana contiene las últimas enseñanzas del Buda antes de su muerte. Consisten en un recuento de lo que descubrió al ser iluminado y lo que procuró enseñar a sus discípulos por 45 años. Es valioso recalcar que no propuso una serie de doctrinas o un sistema de creencias sino una lista de prácticas y cualidades que crecen a la par con la vida espiritual. Al enseñarnos prácticas en vez de “verdades,” el Buda brindó métodos efectivos para desarrollar vidas pacíficas, compasivas y liberadas. En cierto sentido, el Budismo se preocupa más con descubrir aquella verdad que concuerda de manera genuina con nuestro corazón y cuerpo que con la verdad que dicta alguna tradición, escritura o maestro.
La meditación Vipassanaes una de las enseñanzas centrales del Buda. Se ha practicado activamente por 2500 años. El corazón de Vipassana consiste en la práctica de la “atención plena,” el cultivo de una consciencia clara y serena sin juicio alguno en cuanto a lo que se está experimentando momento a momento. La práctica de la “atención plena”puede ser muy efectiva en propiciar la calma y claridad en medio de las presiones cotidianas pero también representa una senda espiritual que gradualmente disuelve las barreras que impiden el desenvolvimiento completo de la sabiduría, la compasión y la libertad.
La palabra Vipassana significa literalmente “ver claramente.” Cultivar una visión claraes fundamental para aprender a estar presentes con las cosas tales como son, en el mismo momento que surgen al nuestro derredor. Aprendemos entonces a observar el mundo sin los filtros de nuestros prejuicios, nuestras etiquetas, nuestras proyecciones y reacciones emocionales. Además, desarrollamos la confianza y el valor para estar presentes de lleno con cualquier situación que enfrentamos en la vida en vez de crear fantasías en cuanto a cómo nos gustaría que fueran. La práctica de la atención plena no involucra tratar de cambiar lo que somos, más bien es la práctica de ver claramente quienes somos, de observar lo que nos ocurre a la vez que se desenvuelve, sin tratar de interferir. A medida que profundizamos nuestra meditación y adquirimos mayor destreza en la atención plena, nuestro ser es transformado, sin que sea nuestra intención hacerlo.
La atención plena depende de una característica importante de la consciencia: la consciencia por sí sola no juzga, no resiste, ni se apega a cosa alguna. Cuando nos enfocamos simplemente en estar conscientes aprendemos a desenredarnos de nuestras reacciones habituales y empezamos a tener una relación más amigable y compasiva con nuestra experiencia, con nosotros mismos y con otros.
Sin embargo, muchas veces confundimos la consciencia de lo que estamos experimentando con la auto-consciencia. Como consecuencia, empezamos a interpretar lo que nos ocurre en base a la imagen o la opinión que tenemos de lo que somos.
Por ejemplo, si nos enojamos durante un periodo de meditación, podríamos reaccionar de la siguiente manera: “¡Caramba!¡Me enojé otra vez! Qué poco disciplinado soy.”Estamos reaccionando según nuestra auto-consciencia. Cuando practicamos laatención plena cultivamos la consciencia simple sin agregarle opiniones personales. Podemos entonces reconocer la presencia del enojo sin juicios ni reproches. Simplemente reconocemos que “el enojo existe en este momento.”
Si observamos una flor hermosa con una consciencia libre de etiquetas o sentimientos personales disfrutamos de esa flor tal y cual como es. Pero si la observamos centrados en nosotros mismos posiblemente pensamos lo siguiente: “Esa es una flor hermosa. La quiero para mí mismo y para mi hogar para que otros vean que tengo buen gusto y me admiren por mi estética”.
Como hemos visto en otros capítulos un elemento fundamental del Budismo es el aprecio por el presente. Reconocemos, por lo tanto, que las cosas maravillosas queocurren en esta vida, como la amistad, el gozo, la generosidad, la compasión y hasta el aprecio sencillo por una flor hermosa sólo las experimentamos profundamente cuando pausamos y estamos enfocados en lo que se aparece en el momento actual.
Apreciar el presente requiere aprender que el momento actual es confiable. No es necesario escapar mentalmente hacia el futuro ni el pasado como solemos hacer. Si nos empeñamos en permanecer atentos a lo que pasa sin sujetarnos a las reacciones instantáneas de nuestra mente entonces sabremos cómo responder a diversas circunstancias con tranquilidad y con propiedad.
Pero apreciar y confiar no es fácil. Parte de la práctica Budista consiste en averiguar el por qué no podemos confiar y valorar el momento en que nos encontramos. ¿Por qué escapamos hacia el futuro o al pasado?¿Cuál es nuestra frustración? ¿Cuál es nuestra angustia?¿Por qué ofrecemos tanta resistencia?¿Por qué desconfiamos tanto de nuestro ambiente? Cuando todos estos impedimentos están operando entonces la consigna de la atención plena consiste en capacitarnos para reconocerlas abiertamente. Una vez que comprendemos nuestros temores no las ignoramos ni pretendemos que no existen. Más bien las observamos directamente sin criticarnos por tenerlas.
Las enseñanzas Budistas sugieren que cuando descubrimos aquelloquenos impide apreciar el presente, que nos impide confiar y que produce nuestro sufrimiento, eso mismo seconvierte en un elemento liberador. Cuando lo afrentamos directamente aprendemos a vivir como personas abiertas y tranquilas en vez de estar controlados por nuestra auto-imagen y por la auto-crítica, la aversión y el orgullo que le acompañan. Cuando ponemos en práctica la atención plena no negamos aspecto alguno de nuestra humanidad. Descubrimos el método para estar presentes con cualquier circunstancia que aqueja nuestras vidas, y cada una de estas ocurrencias se convierte en una puerta que conduce a la libertad, la compasión y hacia lo que somos en realidad.