Capítulo 4: Como Nos Ayuda La Atención Plena Aun Cuando No Parece Estar Funcionando
Igual que un pez fuera del agua
Lanzada sobre la arena,
Esta mente se revuelca
Intentando escapar el dominio de Mara.
Dhammapada 34
Cuando intentas poner en práctica la atención plena y no eres muy diestro al hacerlo es útil entender que el mero hecho de intentarlo te trae beneficios. Una buena explicación de este fenómeno la podemos ofrecer a través del siguiente ejemplo.
Imagínese una quebrada en el monte con aguas claras que a primera vista dan la impresión de ser plácidas y tranquilas. Pero si pones un palo en el agua se forma una estela a su derredor y te das cuenta de que en la realidad existe una poderosa corriente. El palo funciona como un punto de referencia para detectar el movimiento del agua.
De forma parecida, la atención plena funciona como un punto de referencia para fijarnos en aspectos de la vida que antes pasaban desapercibidas. Esto ocurre especialmente cuando practicamos lo que llamamos la “meditación sobre la respiración”. Al intentar enfocarnos en la respiración, es posible que nos demos cuenta de las distracciones y preocupaciones que nos distraen. Si logramos permanecer enfocados en la respiración entonces es obvio que hemos aprendido a aplicar la práctica de la atención plena. Pero aun si nos distraemos, la atención plena nos ayuda a identificar cuáles son los impedimentos para la concentración.
Si nunca hemos intentado practicar la atención plena podríamos permanecer inconscientes de las preocupaciones, tensiones e impulsos que afectan nuestra mente. Cuando estamos atareados con quehaceres rutinarios, la preocupación por lograr nuestros objetivos, nos hace insensible a la tensión diaria que prevalece en el cuerpo y en la mente. Solamente cuando pausamos es que nos fijamos en ella.
A veces nos percatamos de la velocidad en que corren nuestros pensamientos cuando nos concentramos en la respiración. Es como estar sentado en un tren. Cuando observamos las montañas que van pasando por la ventanilla casi no nos damos cuenta de la velocidad. Pero sienfocamos nuestros ojos en algo más cercano, como los postes telefónicos que surgen repetidamente cuando el tren está en movimiento, entonces sí percibimos la velocidad. La respiración opera un poco como los postes. Aun cuando tenemos dificultad en permanecer presentes con la respiración, los esfuerzos continuos por volver a la atención sirven para realzar aquello que de lo contrario no notaríamos, como el movimiento y los impulsos de la mente. Entre más rápido pensamos y entre más grandes son nuestras preocupaciones, más se hace necesario tener algo cercano como la respiración para tomar consciencia de lo que está ocurriendo. Hasta cierto punto, el mero hecho de estar conscientes nos libera de las preocupaciones.
Es fácil desanimarnos cuando no logramos permanecer enfocados en la respiración. Sin embargo, esa dificultad representa otra oportunidad para adquirir consciencia de las fuerzas mentales y los sentimientos que nos distraen. Recuerde que si aprendemos de lo que está sucediendo en el momento, sin importancia alguna a lo que es, la práctica de la meditación nos está beneficiando.
A veces es fácil concentrarnos en la respiración. Nuestra mente no está tan turbia. En dicho caso la respiración también sirve como un valioso punto de referencia. Ya no es un punto de referencia para las poderosas corrientes que nos distraen sino más bien para los pensamientos y sentimientos sutiles que crean ansiedad que están al fondo de muchas de nuestras preocupaciones y motivaciones. No se dejen cautivar por esos pensamientos y sentimientos. Simplemente mantengan consciencia de su presencia a la vez que continúan enfocando su mente en la respiración. De esta manera la respiración se convierte en un punto de referencia todavía más fino. Cuando estamos estables en la respiración, el corazón se vuelve más claro, más sereno y silencioso, como un lago tranquilo en las montañas. A partir de ahí logramos ver hasta el fondo.